Primero desaparece dos días y ahora me llega esta carta. Ese pensamiento estuvo toda la noche rondando la cabeza de Antonio. No durmió ni un solo segundo. Durante horas estuvo viendo las sombras de las farolas, que se colaban a través de la ventana, proyectadas en el techo de la habitación. Estaba agotado, pero no podía pegar ojo. La carta era demasiado en todo lo que estaba viviendo en el último mes y no podía asimilar más información que la que ya había recibido. Estaba confuso, extrañado, dudaba a cada rato de que fuera cierto lo que aquella carta anónima le anunciaba, pero su corazón tenía la sensación continua de que aquello era cierto.
Miró el reloj marcando las 2 desde la mesilla y decidió levantarse de la cama. Allí tumbado no hacía nada y levantado tampoco, pero al menos buscaría algo con lo que despistar durante segundos a los pensamientos.
Salió a la terraza de la cocina a fumarse un cigarro, necesitaba respirar aire fresco. No es que hiciese calor aquella noche, pero tampoco el frío que el iba buscando con cierta desesperación. El humo entraba por sus pulmones como anestesia gaseosa y se dedico a mirar el cielo y el resto de ventanas del edificio, tratando de poner la mente en blanco. A aquella hora el silencio lo inundaba todo.
Giró la cara al balcón de la izquierda y sintió un escalofrío que le recorrió el espinazo al darse cuenta de que su vecino Martín estaba allí observándole en el silencio de otro cigarro de insomnio. Menudo susto.
—¿Qué, tu tampoco puedes dormir?—. Le dijo Martín bajito sonriéndole.
Hablaron un poco de la vida y del estado de Ana hasta que Martín decidió volver al interior de su casa.
—Si vas a estar mucho rato abrígate Antonio, que te vas a enfriar—, le dijo sonriendo a modo de despedida.
En ese instante Antonio se puso como un tomate, avergonzado al darse cuenta de que había salido al balcón sólo con la camiseta de dormir.
—Qué manía tienes Antonio—, le reñía Ana cada vez que salía por las noches al balcón sólo en camiseta. Te van a ver los vecinos.
A él le importaba un bledo, era de noche y estaba oscuro, pero se había cumplido la profecía de Ana. El recuerdo de su mujer le hizo reírse para sí mismo mientras entraba de nuevo en la cocina pensando que al vecino tampoco parecía haberle importado su atuendo nocturno.
Pasó la noche en vela repasando la carta una y otra vez. Buscó información en internet de las monjas Dominicas de las que tanto hablaba siempre Josefa, pero sin encontrar ningún dato escabroso. Miró la lata de galletas y las fotos de su interior tratando de llegar a alguna conclusión, pero cuanto más lo hacía más turbio veía todo. ¿Qué sería aquella maldita llave?
Amaneció en Madrid un nuevo día y Antonio llamó al hospital como cada mañana para informarse del parte médico.
—No hay cambios desde ayer—, le dijo una enfermera con voz cansada.
Se preparó como cada día para ir a ver a Ana. Mientras observaba las crecientes ojeras bajo sus ojos en el espejo del baño decidió hacer algo aquella jornada diferente a su rutina. Iba a ir a casa de Josefa a pedir explicaciones, estaba decidido, harto y cansado de toda aquella mierda. Se le pasó por la cabeza que Josefa estuviera allí mismo escondida y revisó como un desquiciado bajo las camas y en los armarios, pero no estaba.
Se vistió aliviado y bajó a la calle rumbo a casa de su suegra. Al torcer la esquina recordó que la carta le pedía que se mantuviese alejado de Josefa. Decidió seguir adelante con el plan…
Hola.
Seguimos intrigados por saber que pasará, ¿cuando despertará Ana?, ¿que pasará con Josefa? y ¿cuando Ana despierte y se entere de la verdad? Estoy esperando el próximo capítulo ansiosa, siempre me dejas con ganas de saber más y más.
Saludos.
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Me alegro de que te esté gustando Carmen. Es una larga historia que tiene que desenredarse…Abrazos
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Hola!
Me ha encantado la historia como todas tus historias de tu blog son de las que te dejan la miel en la boca, deseando saber mas sobre Antonio y que pasará con Ana, me encanta como describes los momentos, es como si pudiéramos ver a Ana riñendole a Antonio y podemos incluso ver a a Antonio poniéndose colorado, eso solo ocurre cuando la historias te envuelven y eso es lo que me ha pasado.
Deseando saber mas ^_^
Un beso!
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Muchas Gracias Sandra por tan bonito y amable comentario. Muy pronto se desvelará todo. Un besazo 💋
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Hola Alberto! Me encanta como escribes, como haces que me enganche y que quiera saber más. Me gusta que por fin quiera ir a casa de Josefa a pedir explicaciones pero por otra parte si le pidió en la carta que se mantuviera alejado será por algo. Me muero de ganas de saber que va a pasar, espero tu próximo capítulo. Un saludo.
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Muchas gracias por tu amable comentario. Espero seguir enganchandote en próximos capítulos. Un abrazo 😊
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Ay, Alberto, que me he perdido varios capítulos por falta de tiempo, tengo que retroceder en la historia para saber quién le dejó esa carta. ¿Por qué debe mantenerse alejado de Josefa? Con lo mal que le cae y encima contradice el consejo, espero que no tenga demasiadas consecuencias para él….saludos!
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Gracias Paula. No te quedes con la intriga de saber que a pasado, porque aún queda mucho por venir, jejeje. Un abrazo
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¡Hola Alberto! Me tienes enganchada a tu historia y creo que me he perdido algún capítulo así que ahora mismo iré hacia atrás para leerlos todos. El último capítulo que leí me dejó en shock Josefa… porque será que debe de mantenerse alejado de ella? Deseando saber como sigue la historia. Saludos.
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Me alegro mucho de que te esté gustando. Espero que los nuevos capítulos también te gusten. Saludos
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¡Hola!
Que prosa más relajada y aún así muy amena de leer que tienes.
Me ha encantado este escrito y espero poder ver más de ti en tu blog porque ya me he leído un par de post’s anteriores y me he enganchado. 🙂
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Gracias por tus amables palabras. Me alegro de que te esté gustando. Espero mantener ese enganche. Un besazo
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Yo también hubiera ido directa a casa de Josefa, llámame imprudente, llámame loca de la pradera pero es que esta mujer se las trae y creo que ya vale.. lo que sí te digo es que iría preparado para lo peor porque menuda pajarraca.. en fin, seguiremos a ver qué pasa, que nos tienes enganchaicas! Muaks
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Jajaja. Que grande eres! Me alegro de tenerte enganchaica. Habrá que darle su merecido a Josefa. Besicos 😘
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